«Siete Mares» de Natalia Astrid Guigui
Navegando en un Viaje a Través de la Mística del Agua
por: @darioparejas
En una tarde envuelta en tonos de azul profundo, visitamos la exposición individual «Siete Mares» de la artista visual Natalia Astrid Guigui, en el majestuoso Palacio de Aguas Corrientes, en Buenos Aires con su curadora del Museo de Aguas Dolores Claver. Nos recibe el eco del agua en los pasillos, una premonición del viaje por la inmensidad que Natalia ha creado, una obra que respira junto a su pasión por el agua, no solo como símbolo, sino como experiencia de vida. Mientras nos adentramos en la muestra, ella, nadadora de aguas abiertas, nos cuenta cómo el nombre de la exposición no es casual, y cómo el lugar elegido, con su arquitectura imponente y su historia vinculada al agua, es el marco perfecto para su obra.

El recorrido hacia las salas es un viaje en sí mismo. A través de giros y curvas, atravesamos pisos y pasillos parte del museo del agua, que parecen prolongar la metáfora del agua, hasta llegar a un espacio vasto, casi futurista. La muestra se desarrolla en uno de los tanques de agua del Palacio de Aguas Corrientes.
Estuvieron en funcionamiento hasta la década del 70. Posteriormente el edificio fue declarado Patrimonio Histórico Nacional y destinado a uso administrativo y cultural que actualmente está en manos de la empresa Aysa. Los altos pilares que se elevan imponentes en la sala funcionan como soportes perfectos para los grandes formatos verticales de la artista. La oscuridad del espacio está atravesada por luces blancas y azules que evocan la profundidad del océano, sumergiéndonos en una atmósfera casi onírica.
La curaduría de Sergio Bazán, siempre preciso y dotado de un ojo inquebrantable, ha logrado integrar la obra de Natalia con la arquitectura del lugar. Las columnas se transforman en protagonistas que dialogan con las piezas, extendiendo sus formas en perfecta armonía con los colores acuosos y los esbozos abstractos que cuelgan de ellas. Al avanzar, un chelo resuena suavemente, como el canto lejano de una sirena, guiándonos hasta un video que documenta las experiencias de Natalia nadando en distintos mares. Cada imagen proyectada es un testimonio de su comunión con el agua, un reflejo de lugares que ella ha recorrido, inmersa en el vasto lienzo del mundo.
Los colores dominan la narrativa de la muestra: azules profundos, verdes esmeralda que parecen brotar de las profundidades del océano, aguadas que se mezclan con rojos intensos, creando un contraste que atrae y descoloca. A la distancia, las formas parecen abstractas, pero al acercarnos, emergen figuras femeninas que flotan, casi como espectros etéreos. Natalia nos revela que estas figuras pertenecen a su serie «Las ingrávidas», mujeres que parecen querer emerger desde lo más profundo, sus rostros, piernas y manos apenas visibles, como fragmentos de un sueño líquido. Nos sentimos transportados a un espacio amniótico, al útero materno, donde la vida misma se gesta en el abrazo del agua.
Charlando con Natalia, nos comparte una anécdota que ilumina aún más su trabajo: durante un viaje a Nueva York, descubrió la obra del célebre Bill Viola. Esa experiencia marcó un antes y un después en su carrera, inspirándola a explorar la línea entre lo terrenal y lo místico, y cómo el agua puede convertirse en un puente que conecta ambos mundos. “El agua lo abarca todo, lo transforma todo”, nos dice, con una mirada que revela su devoción por este elemento que inunda tanto su arte como su vida.
Al despedirnos, Natalia nos obsequia un texto, escrito en un delicado papel celeste, donde narra cómo la pintura la eleva, junto con una poesía de Sergio Bazán que acompaña la experiencia. Así, dejamos la muestra con la sensación de haber navegado, aunque por un instante, por los mismos «Siete Mares» que Natalia nos invita a descubrir: mares de recuerdos, emociones y paisajes internos, donde lo místico y lo terrenal se entrelazan en un flujo constante de vida.
Este texto busca capturar la esencia poética y envolvente de la muestra «Siete Mares«, así como la profunda conexión de Natalia Astrid Guigui con el agua y el arte contemporáneo argentino.
“ Sientate a ver el día.
Un mar borra la noche de repente.
Dos mares hablan de pintura.
Tres mares excavan hace tiempo en la roca un rostro divino.
Cuatro mares ,ahora el océano es un mar o un sistema de mares;
para los griegos era un río circular que rodea la Tierra ( dice Borges ).
Cinco mares es como el heroe logra huir al presente.
Seis mares son siete colores.
Siete mares, siete clemencias”.
Sergio Bazán
(Septiembre, 2024).
La exhibición puede visitarse realizando la visita guiada al museo los días lunes y miércoles a las 11 h y los martes y jueves a las 15 h. o bien escribiendo un mail a programaculturalyeducativo@aysa.com.ar
Agradecimientos especialmente a todo el equipo que trabajó en el montaje, iluminación, sonido y diseño de la exposición.
@nattsguigui
@sergbazan
@ferchuvila
@narf.z
@gabo.montajista









