“Insensibles” Taller Bazán

Revista de Arte Visitó la Muestra de los Alumnos de Sergio Bazán

por: @darioparejas

En el día de ayer 24 de Agpstp, Revista de Arte tuvo el privilegio de visitar una muestra verdaderamente única y evocadora, organizada por los alumnos del destacado artista y docente Sergio Bazán. La exposición se llevó a cabo en un espacio que, aunque deshabitado y en aparente decadencia, fue transformado en un lienzo vivo que celebró la creatividad y el talento emergente de diversos artistas.

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El lugar elegido para la muestra fue un galpón taller de autos en desuso, ubicado en la calle Cabrera 6055. En una conversación con Sergio Bazán, nos compartió que este espacio, que ahora sirve como un inesperado escenario para el arte contemporáneo, será demolido próximamente para dar paso a la construcción de una torre de departamentos. Este detalle añade una capa adicional de nostalgia y urgencia al evento, haciendo que la muestra sea no solo una exhibición de arte, sino también un homenaje a un espacio que pronto dejará de existir.

Al recorrer el amplio galpón, con sus techos elevados y su atmósfera industrial intacta, nos encontramos con un despliegue de creatividad desbordante. Los alumnos de Bazán presentaron sus obras en un entorno que, lejos de ser un lienzo en blanco, ofrecía un contrapunto crudo y realista a sus creaciones. Las paredes, tal como las dejaron los anteriores ocupantes del lugar, no fueron pintadas ni arregladas. El estado original del taller—con sus manchas, grietas y rastros de su pasado industrial—fue respetado, creando un diálogo poderoso entre el arte y el espacio.

La disposición de la muestra fue ingeniosa: unos planos numerados en las paredes indicaban el espacio designado a cada artista, guiando al visitante por un recorrido que revelaba sorpresas en cada esquina. Pinturas, dibujos, esculturas y grafitis artísticos se entrelazaban con la arquitectura del lugar, creando una experiencia inmersiva donde la obra de arte no solo se observaba, sino que también se vivía.

En este marco, cada técnica y estilo individual se destacó con fuerza. Desde la sutileza del dibujo hasta la explosión de color en los grafitis improvisados sobre las paredes del galpón taller, la diversidad de expresiones artísticas reflejó la riqueza y profundidad del aprendizaje bajo la guía de Bazán.

La muestra, aunque temporal, dejó una huella indeleble en todos los que tuvimos la fortuna de presenciarla. Fue una celebración del arte emergente y una despedida emotiva de un espacio que, aunque pronto desaparecerá, vivirá en la memoria de quienes lo transformaron, por un breve pero brillante momento, en un santuario del arte contemporáneo argentino.

 

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