«Crisálida siempre espera» – Agustina Martin
Y en este pétalo que me encuentro, solitaria gota suspensa, mientras rueda la orbe, debaten ellas, si realmente vale la pena, emerger nuevamente para volar.
por: Agustina Martin
Cuando comencé esta serie no sabía bien por donde iba a transitar, aunque nunca nadie en realidad sabe eso con certeza. Mi vida se encontraba en pendiente. Danzaba en el péndulo de quien ignora (conscientemente) pero comprende lo que va a suceder. Y en esos momentos de quemar interno donde solo un tema pasa a ser el principal, me encontré bosquejando crisálidas y mariposas: algunas insignificantes, minimalistas, sutiles. Con aire, con liviandad, leves, liberadas, para que pudiesen volar alto.



Que paradójico que la revelación del sentido precisaba de la intervención del tiempo. Las crisálidas en las que me estaba dibujando eran en realidad él? Eran el encierro de sarcófago que el cuerpo ofrece y protección? Son ese cuerpo que se dice ingerido una y otra vez, y que espera, como quien espera en una estación, ese vehículo nuevo que nos llevará del otro lado. Miles de preguntas me surgen: estaba yo también experimentando la muerte? Las muertes? Estaba también dando a luz a un nuevo yo? Que queda de esa anterior Agustina? Tiempo después de terminada esa serie Papá se terminó de despedir y voló, confío yo, a un nuevo y superior destino. Y como sucede con las mariposas, más allá de todo el dolor, sé que esa transformación culminará en belleza.